19 de diciembre de 2007

Interpretación y significado del arte parietal paleolítico

En el cuadro que a continuación se presenta se resumen las diversas teorías interpretativas que tratan de desentrañar el significado y sentido de la pintura parietal del Paleolítico Superior. No podemos descartar la posibilidad de que varias de estas interpretaciones sean, en cierta medida y para determinados ámbitos, probablemente válidas, lo que significa que no son, necesariamente, excluyentes.
Prof. Julio López Saco

13 de diciembre de 2007

Fuentes: Papiro Egerton 2

Fragmento 1

itoi nomikontatonp [.] a aprassmonkaimheme[......] aiopoieipwspoi [......] proVa [..] contastoulaou [..] papentonlogontouto [.......] erauasgrafaV enaisu meisdozwhnecein ekeinaiei [.......] inurousaiperiemou mhd [.......]
tiegwhlqonkathgo [.......] hsaiprostonpramou estinopwnu mwnmw eisonhlpikate a [...] twndelene [.......] oidamenotimweloqV [...] sedeoukoidamenapokriqeisoiheinunkathgoreitai

Fragmento 2

[........]w [.......][santeV taV] liqouV omou li[qasw]si[........]ton kai epebalon [.....]cei[raV] autwn ep auton oi [arcon-]teV [in]a piaswsin kai par[........][............] tw oclw kai ouk e[dunanto]auton piasai oti oupw e[lhluqei][...]wn apeneusen ap a[utwn]kai [i]dou leproV proselq[wn autw]legei didaskale Ih(sou) le[proiV sun-]odeuwn kai sunesqiw[n autoiV]en tw pandoceiw el[................]kai autoV egw ean [o]un [su qelhV]kaqarizomai o dh k(urio)V [efh autw]qel[w] kaqarisqhti [kai euqewV][a]pesth ap autou h lep[ra legei]de autw o Ih(souV) [?] pore[uqeiV seau-]ton epideixon toi[V iereusin]kai anenegkon [peri tou ka-][q]arismou wV pro[s]e[taxen Mw(ushV) kai][m]hketi a[ma]rtane...

Este papiro, abreviado PEg 2, está formado, en realidad, por un grupo de cinco pequeños fragmentos, bastante dañados, que ocupan dos folios y medio, referidos a una de las más conocidas colecciones de dichos de Cristo, si bien no pertenecen a ninguno de los Evangelios convertidos en canónicos por la Iglesia. Cuatro de estos fragmentos se encuentran en el Museo británico londinense, con número de inventario P. Lond. Christ. 1, y el restante en el museo de la ciudad alemana de Colonia ( P. Köln inventario 608, nº 255 ).
Se trata de un papiro, de origen desconocido, escrito en griego hacia el año 200, descubierto en Egipto, adquirido a través de un tratante de antigüedades y publicado por primera vez en 1935. Según la crítica especializada, si se corre el riesgo de definir la obra original a partir de las cuatro pequeñas perícopas inconexas conservadas, una conclusión podría ser que se trata de un evangelio aglutinado a partir de tradiciones fragmentarias y heterogéneas cuya conclusión era un relato de la pasión de Cristo. En el caso que nos concierne trabajaremos, exclusivamente, con el fragmento 1.

Traducción del Fragmento 1

…a los Legisladores[1]:”…todo aquel que actúa contrariamente a la Ley, pero no contra mí…lo que hace como lo hace”. Para los gobernantes del pueblo dijo lo siguiente, “buscad las escrituras en las cuales vosotros creéis tener vida; esas dan testimonio ( fehacientemente ) sobre mi. No piensen que yo vine para acusarlos ante mi padre[2]. Allí hay uno que los acusa, inclusive Moisés, en quien han depositado su esperanza[3]”.
Y cuando ellos dijeron: “creemos ( nosotros sabemos ), que Dios ha hablado a Moisés[4], pero en cuanto a ti ni sabemos de donde vienes[5]
Jesús respondió y les dijo: “Ahora la acusación es levantada en contra de vuestra incredulidad con respecto a aquellos a quienes él llevó como testigos. Porque si hubiesen creído a Moisés, deberían creerme a mí puesto que es sobre mí que él escribió a vuestros padres”[6].
O si bien ahora acusarte.

Traducción del Fragmento 2

…para recoger piedras y juntos apedrearlo[7].
Entonces los líderes pusieron ( arrojaron ) sus manos sobre él para entregarlo a la multitud. Pero no estuvieron en capacidad de arrestarlo ( a él, pues la hora de ser aprehendido no había llegado todavía )[8]. Pero el Señor se escapó de ellos[9].
Y mirando ( he allí ) un leproso que se dirigía hacia él, éste le dijo: “Maestro Jesús, mientras estuve viajando con leprosos y comiendo con ellos en el albergue ( siempre llegué a ser un leproso[10] ). Si, por lo tanto, es tu voluntad, yo me purificaría”.

Notas

[1] Entiéndase maestros de la ley.
[2] En el original griego dice, literalmente, “contra mi padre”. En la última frase de este párrafo el texto inglés que traduce el orignal difiere un tanto del griego.
[3] El texto completo puede verse en el Evangelio de Juan, cap. V, 45, 3, donde se dice mh dokeite oti egw kathgorhsw umwn pros ton paterar estin o kathgorwn umwn Mwushs, eis on umeis hlpikate.
[4] Cf. el Evangelio de Juan, cap. IX, 29, 1: hmeis oidamen oti Mwusei lelalhken o qeos, touton de ouk oidamen poqen estin apekriqh.
[5] En el texto en griego dice: “no sabemos darte respuesta”.
[6] Todo este párrafo no existe en el texto original griego.
[7] En el fragmento griego dice…” las piedras”, y luego, apedrear, o en tiempo futuro, apedrearé.
[8] Estas palabras entre paréntesis sólo están presentes en el texto antiguamente traducido al inglés.
[9] En griego, “se alejó de ellos”.
[10] Palabras entre paréntesis que están ausentes en el original griego.




Prof. Julio López Saco

30 de noviembre de 2007

Neolítico en Anatolia: Hacilar



El dibujo corresponde al asentamiento neolítico de Hacilar, ubicado al suroeste de Turquía, datado, en sus primeras etapas, hacia 7000 a.C. Se puede observar la ordenación del poblado en torno a un espacio descubierto que hace las veces de “plaza”.

Prof. Julio López Saco

29 de noviembre de 2007

Neolítico en el Medio Oriente: casa de Quermez Dere



La imagen muestra una casa en Quermez Dere, Irak, perteneciente al neolítico acerámico de la región. Se trata de una casa semi-enterrada, con presencia de un pilar y un hogar central, además de la existencia de algunos cráneos que pueden delatar la realización de ciertos rituales.

Prof. Julio López Saco

Neolítico en Egipto: regiones y cronología


Los restos de El Fayum pertenecen al neolítico egipcio más antiguo. Aquí aparecieron restos de graneros comunales que pudieron ser utilizados para guardar trigo y cebada, mientras que las viviendas eran cabañas de cañas. Estaríamos hablando ya de agricultores y, quizá, de una domesticación de ovejas y cabras. Otro yacimiento importante es el de Merimda Beni-Salamé, ubicado en el occidente del Delta del Nilo. Este asentamiento, que fue el primer ejemplo palpable de asentamiento urbano permanente en Egipto, ha servido para nombrar la cultura merimdense. También en el Bajo Egipto, concretamente en el antiguo asentamiento de Buto, han salido a la luz yacimientos de inicios del cuarto milenio a.C. que finalizaron en el periodo protodinástico con el advenimiento de la cultura del Nagada III. Esta cultura se ha denominado Maadi-Buto. Algunos estudiosos señalan que los habitantes del Bajo Egipto pertenecían a un grupo diferente de los del Alto Egipto, con mayor altura y mayor capacidad craneal. Estarían más emparentados con la población indoeuropea y mediterránea que colonizó Oriente Medio que con una población de origen netamente africana. No obstante, la tradición político-cultural que dio lugar a la cultura egipcia se encuentra, sin duda, en el sur no en el norte. Al tiempo, en el Alto Egipto, hacia 4400 a. de C., a finales de la cultura merimdense, encontramos algunos focos de asentamientos en la margen derecha del Nilo, donde se encuentra el cementerio arcaico de El Badari cuyo nombre tomó la cultura neolítica del Alto Egipto, y que se ha convenido en denominar Badariense. El área ofrece también los yacimientos de Deir Tasa y El-Mostagedda, donde se han encontrado restos y utensilios que corresponderían a un Badariense antiguo llamado Tasiense. Muy probablemente los habitantes de estos lugares vivieron de forma semi-sedentaria. La llamada Cultura Nagada, la más relevante de las culturas prehistóricas en el sur, fue la que, finalmente, colonizó todo Egipto, iniciándose así el Periodo Predinástico.
Prof. Julio López Saco

23 de noviembre de 2007

Evolución del hombre anatómicamente moderno: teorizaciones



La hipótesis denominada "Out of Africa", "Arca de Noé" o "Jardín del Edén", señala que todos los hombres modernos tenemos nuestro origen en una pequeña población africana, fruto de una especiación geográficamente aislada, que vivió hace 150000 o 200000 años. Esto significa que todos seríamos descendientes de una “única” madre común, cuya herencia guardamos en nuestro ADN mitocondrial, las secuencias genéticas contenidas en la parte de la célula que suministra energía, y que sólo la madre transmite a toda su descendencia. La emigración de los descendientes de esta "Eva negra" primigenia hacia Asia y Europa (en realidad de un grupo reducido, de unos 10000 componentes), habría resultado en la extinción de los grupos locales humanos preexistentes, por sustitución y sin hibridación, entre ellos, las últimas poblaciones asiáticas de Homo erectus y el Homo neanderthalensis europeo, sucesor del Homo heidelbergensis. Frente a la teoría unirregional o Arca de Noé, y la de la Eva mitocondrial, los descubrimientos en Atapuerca (Burgos, España) han prestado inestimable apoyo al modelo rival, llamado "multirregional" o "de candelabro". Según esta hipótesis, las poblaciones migratorias de Homo erectus en Asia y Europa desarrollaron características anatómicas diferenciadas que persistieron en el tiempo, lo que se conoce como "continuidad regional" y que habría dado origen a las diferencias raciales entre distintas poblaciones humanas. A lo largo de miles de años, estos grupos separados evolucionaron en paralelo, y en diversos lugares del planeta, hacia una misma forma que hoy llamamos Homo sapiens. Si, como se postula, Homo antecessor (800000 a.n.e.) fue antepasado directo de todas las especies europeas de Homo, nosotros incluidos, entonces estos primeros pobladores no se habrían extinguido tras ser invadidos posteriormente por Homo sapiens procedentes de África, como afirma y sostiene la teoría de la "Eva mitocondrial", sino que habrían evolucionado de forma independiente hacia nuestra especie mientras los grupos asiáticos y africanos hacían lo propio.
Prof. Julio López Saco

21 de noviembre de 2007

Industrias líticas americanas: Clovis



La fotografía muestra una de las denominadas puntas Clovis, con una antigüedad que se remonta a 12000 a.C. Clovis, el yacimiento donde aparecieron estas puntas, se encuentra ubicado en el este de lo que hoy en día es el estado de Nuevo México, en Estados Unidos. Se trata de un proyectil de sílex empleado, con total seguridad, para cazar grandes animales. La manifestación cultural que representa se extendió por buena parte de Norteamérica, especialmente, la zona central y suroccidental, aunque también es probable que se difundiera en Centroamérica. Presentan notable semejanza con algunas puntas halladas en el extremo oriente de Asia, concretamente en China.

Prof. Julio López Saco

Industrias líticas: Modo 2 (Paleolítico Inferior)



Ilustración correpondiente a dos hachas de mano que pertenecen al Modo 2. Obsérvese el trabajo realizado en toda la pieza, a diferencia de las sencillas hachas bifaciales iniciales.

Prof. Julio López Saco

Industrias líticas: Paleolítico Superior



El denominado Modo 4, que corresponde a las diversas industrias del Paleolítico Superior, entre 40000 y 10000 a.n.e., y que se vincula directamente a los humanos modernos, se caracteriza por el perfeccionamiento en la fabricación de herramientas o útiles con la técnica laminar, así como por el aumento en la proporción de raspadores y buriles. Ahora se elaboran instrumentos utilizando hueso, cuerno, madera o marfil, además de la piedra. Los periodos principales del Paleolítico Superior europeo son el Chatelperroniense, Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense.

Prof. Julio López Saco

19 de noviembre de 2007

Reflexión. Los pensamientos de M. Gandhi

FILOSOFÍAS GANDHIANAS: UNA MANERA DE VER Y SENTIR LA VIDA*



Prof. Julio López Saco
Escuela de Historia, UCV



Este acercamiento al pensamiento de Gandhi debe tener presente la configuración de algunos conceptos vinculados entre sí: amor / verdad / no violencia / no-cooperación / religiosidad.
El amor, entendido en su vertiente universal, que implica la unión de todos, debe ser la antesala de la verdad. Es un mecanismo necesario para obtener lo verdadero; es un fin correcto, justificado sólo a través de medios adecuados. Tal amor “perfecto” supone: desapego a lo material y no acumulación. Lo único poseíble es el cuerpo. Dice nuestro protagonista:

“La regla que debe aplicarse es negarse a tener aquello que millones no pueden. Lo primero que debe hacerse es cultivar la actividad mental de no tener posesiones que sean negadas a millones, y luego reorganizar nuestras vidas de acuerdo a esa mentalidad”

La verdad (búsqueda de la verdad, satyagraha, o fuerza de la misma, como base de la no violencia), es individual, en función del conocimiento e inteligencia, y debe aplicarse a toas las acciones: religiosas, sociales, personales. Su búsqueda, es decir, la búsqueda de la certeza, de lo real, de lo existente, debe implicar como resultado la absoluta bondad, la justicia social, la belleza, la armonía en el ser humano y, en el fondo, el encuentro con la divinidad. Por todo ello, la verdad sólo se conoce experimentándola de forma vívida.

“Dios se revela a diario a todo ser humano, pero cerramos nuestros oídos a la voz, apacible y pequeña… Dios no se nos aparece como persona, sino en la acción”.

Se evitan, según estas palabras, dogmatismos, idolatrías, y se aboga por lo significativo de los detalles y acciones cotidianas, así como por las acciones divinas en todo lo que hacemos, una clara influencia del hinduismo.
La no violencia, entendida como un elemento de ética personal, implica compasión hacia los demás, autocontrol y servicio. Como resistencia pasiva, si se une al amor universal, es un acto valeroso, pues es un modo de llegar a la verdad. Esta “pasividad” es, no obstante, activa: a través del diálogo, las movilizaciones y la desobediencia civil frente a lo inhumano e inmoral. La desobediencia supone que lo legítimo es más valioso que lo legal, que, en ocasiones, es corrupto, inmoral. Es así que la ley fundamental de la vida humana es, en el fondo, la conciencia. Sólo de este modo, con este método de acción, se puede lograr la swaraj-autonomía, que requiere una doble transformación:
- interna-individual, con rechazo del modelo capitalista occidental incluido, y
- externa, que implique la autosuficiencia-descentralización de los medios productivos, y el auto-gobierno, auto-limitando el consumo y los bienes poseídos.
Para ello deben crearse cooperativas, una vida comunitaria personal y espiritual que contemple interdependencia y reciprocidad, factores que incidirán en la consolidación de una identidad nacional. La tendencia general, por consiguiente, es hacia la anarquía ilustrada, en la que cada persona sería su propio “dueño” y se auto-dirigiría, si bien en el seno de un conjunto social armónico. La suprema autoridad sería, así, la moral, la conciencia, con lo que Gandhi parece acercarse a la idea de socialismo:

“En asuntos de conciencia la ley de la mayoría no tiene cabida”.

En la óptica religiosa, Gandhi defiende la univocidad religiosa; identifica religión y verdad, entendiendo la experiencia religiosa de modo individual-íntimo, no colectiva (de ahí que el estado deba ser laico). El hombre verdadero es religioso, pero también político, entendiendo la política como un medio dignificante y vinculante de igualdad. Su extrema tolerancia religiosa permite, o es consecuencia, de su defensa de un diálogo interreligioso y de un posicionamiento liberal, quizá debido a sus lecturas de textos religiosos de varias corrientes. Su casi nulo fanatismo ayuda también a ejercer un papel crítico al respecto de ciertas costumbres fundamentadas en preceptos religiosos, en especial, aquellas que afectan y denigran a los harijans.
Así pues, Gandhi busca moksa, liberación para todos, sean amigos o no, aunque con especial énfasis en los mencionados hijos de Dios. Pero esto no significa que Gandhi haya sido un místico o un religioso, sino, más bien, una persona de gran espiritualidad, una práctica que entiende como de dignificación vital. La lucha interior de cada quien (contra sus pasiones, debilidades), es una guía de las continuas experiencias que cada persona asume, y que le llevarán al conocimiento profundo, lo cual “mejora” al individuo, que debe ser, en consecuencia, esencialmente activo, no pasivo-meditativo. En este aspecto se denota la influencia del yoga y de las lecturas de Bhagavad Gita, que ofrecen a Gandhi la lectura “correcta” de los hechos; es decir, no se aparta de la tradición pero tampoco la venera idolatrándola.
En definitiva, según el modo de ver la vida de nuestro personaje, el amor, la verdad y la espiritualidad sirven para transitar, con dignidad, por la vida. No estaría de más seguir ese ejemplo.

Caracas, noviembre del 2007
*Publicado en el Diario Vea, por interés específico de la Embajada de India en Caracas

16 de noviembre de 2007

Poblamiento prehistórico americano II: Luzia



Estamos en presencia del cráneo de Luzia, que corresponde a una joven mujer de unos 20 años de edad, datado hace unos 13000-12000 años a.C. El cráneo fue desenterrado en el lugar de Lagoa Santa, en Minas Gerais, Brasil, por parte de un equipo franco-brasileño comandado por la reconocida arqueóloga A. Laming-Emperaire, a comienzos de los años setenta. El bautizo del cráneo como Luzia se debe a los restos de Lucy. Los análisis craneométricos han confirmado que Luzia está cercana, por sus características, a poblaciones africanas (Andamán), australianas o del sureste de Asia.

Prof. Julio López Saco

Poblamiento prehistórico americano: Hombre de Kennewick



La imagen corresponde a los huesos (un total de 380) del famoso y controvertido Hombre de Kennewick, un esqueleto de 9500-9300 años de antigüedad descubierto en 1996 en las orillas del río Columbia, en Kennewick, Washington.

Prof. Julio López Saco

Enterramientos prehistóricos: gemelos decorados



La ilustración corresponde a los restos de dos infantes hallados en Austria, datados hace 27 mil años antes de Cristo. Dos niños, de menos de un año de edad, aparecen juntos, ornamentados con diferentes objetos, entre ellos, huesos de mamut. Se ha creído que se podría tratar de gemelos. Para más información al respecto, debe buscarse el artículo sobre el descubrimiento en la revista Nature y en Scientific American.

Prof. Julio López Saco

Enterramientos de Neandertal II: restos de una pareja



Esta imagen corresponde a un enterramiento doble de neandertales, descubierto en la zona de Mantua, en Italia. Con una cronología estimada entre 6000 y 5000 a.n.e., ambos cuerpos, que corresponden, según los registros dentales y el escaso desgaste de las piezas conservadas, a personas bastante jóvenes, aparecen entrelazados, como “abrazados”. Este particular hecho no significa, naturalmente, ni un necesario parentesco ni afecto, si bien no es descartable un comportamiento que denote cariño.

Prof. Julio López Saco

Venus del Paleolítico: Lespuge

Uno de los mejores y más sobresalientes ejemplos de venus esteatopígicas (del griego esteatos grasa, y pigos, que se refiere a las caderas y nalgas), es la Venus de Lespuge, descubierta en Des Rideaux, en el Alto Garona, Francia. Data de unos 23000 a.n.e. y, como se puede ver, sus nalgas están desmesuradamente abultadas. Se ha pensado recientemente, que las mujeres del periodo glacial podrían haber padecido, en realidad, de esteatopigia, que consiste en una acumulación extrema de grasa en las caderas que se utiliza como reserva en épocas de escasez de alimentos. La esteatopigia existe todavía hoy en mujeres de algunas sociedades tribales, como los khoisan (bosquimanos) del Kalahari africano, para los cuales tiene un significativo y atrayente valor estético.
Prof. Julio López Saco

Enterramientos de Neandertal: Shanidar



Las sepulturas más antiguas que contienen restos del hombre de Neandertal y de sapiens modernos, y que se conocen hasta hoy, se datan en, aproximadamente, 100000-90000 años, en concreto, en el yacimiento de Qafzeh, Israel. De Homo Neandertalensis, en particular, se han hallado sepulturas en lugares como Tesik-Tash, Uzbekistán, y en Shanidar, Irán (70.000-45.000 a.n.e.). Esta ilustración muestra, precisamente, un enterramiento de este último yacimiento.

Prof. Julio López Saco

Venus del Paleolítico: Brassempouy



Esta particular venus, cuya cronología ronda los 26000 a.n.e. y que ha sido denominada de Brassempouy, parece mostrarnos ciertas reminiscencias estilísticas que estarán presentes, ulteriormente, en los bustos romanos. Esta apariencia, que algunos han denominado de “civilizada y sutil dignidad”, es reflejo de un presunto estilo de peinado muy elaborado, si bien también es posible, como algunos antropólogos ya han sugerido, que lo que se evidencia es la existencia de un intrincado tejido que forma un gorro.

Prof. Julio López Saco

Venus del Paleolítico: Savignano



Esta estilizada figura presenta, como es habitual entre las venus, una notable exageración de ciertas zonas corporales. Fue hallada en 1925 durante los trabajos realizados en la ciudad italiana de Savignano, Emilia Romana. Tiene 22 centímetros de altura, con una cronología estimada entre 25 y 18 mil años, y se ha interpretado como un ídolo de la fertilidad que se colocaba en el suelo en determinadas ceremonias religiosas. Hoy se encuentra en el Museo A. Pigorini en la ciudad de Roma.

Prof. Dr. Julio López Saco

Mapa de distribución del arte del Paleolítico Superior europeo



Los puntos y los colores en el mapa señalan la concentración de arte parietal (rojo) y arte mueble (verde) en el continente europeo. Además, se remarcan las antiguas líneas costeras y el alcance medio de las masas de hielo glaciares.

Prof. Julio López Saco

12 de noviembre de 2007

Arte mobiliar del Paleolítico Superior: Willendorf



Esta venus, Willendorf, fechada entre 28000 y 25000 a.C., es una pequeña escultura (apenas 12 cm.), en piedra caliza, considerada un símbolo de fertilidad debido a la presencia de exageradas (esteatopigia) formas anatómicas. Su nombre deriva del lugar de su hallazgo, una localidad austríaca a orillas del río Danubio. Hoy se encuentra en el Museo de Historia Natural de Viena. La figura se caracteriza, además, por la ausencia de cualquier rasgo facial. Este anonimato del rostro, unido a la exageración de los atributos sexuales femeninos, sugieren que no se trata de una representación naturalista, sino de un símbolo abstracto de fecundidad, maternidad y nutrición. Su estructura anatómica de diseño cerrado sigue la ley de simetría, con una ligera estilización de las extremidades inferiores, lo cual pudiera ser indicio de que estos notables ejemplos de arte mobiliar paleolítico fueron, quizá, exvotos funerarios.

Prof. Julio López Saco

8 de noviembre de 2007

Bronces chinos de la antigüedad



Los bronces chinos, de los que tenemos unos cuantos ejemplos en esta ilustración, tuvieron una significativa importancia ritual y política durante las dinastías Shang y Zhou, perdiendo, ulteriormente, su carácter simbólico, aunque manteniendo el estético. Fueron soporte de relevantes motivos decorativos, en especial el dragón, motivos florales y la denominada máscara taotie, presumiblemente un recuerdo de los antecedentes chamánicos de la cultura china en el neolítico y la edad del bronce. Muchos de ellos servían para contener vino o agua. Algunos de los más importantes bronces chinos pueden admirarse en una de las salas del Museo de Shanghai.

Prof. Julio López Saco

5 de noviembre de 2007

Danzas Indias del Sur

Ayer, domingo, día 4 de noviembre, tuve el placer, invitado por la embajada de India en Caracas, de disfrutar de una demostración de Kuchipudi, danza clásica del sur de India, que se celebró en el teatro Teresa Carreño. Se trata de una danza acompañada por melodías de la tradición Carnatic. El repertorio, que será también presenciado en las ciudades de Mérida y Valencia en nuestro país, consta de seis piezas, de una duración estimada en quince minutos cada una, en las que se describen, a través de gestos y bellos movimientos muy expresivos, la historia de Rama, las alabanzas a la diosa Durga, invocaciones a Parvathi, la infancia de Krishna y la grandeza de Shiva.
En su gira, auspiciada por la Embajada de India en Caracas, el Consejo Indio de Relaciones Culturales en Nueva Delhi, y con la colaboración del CONAC, la ULA y el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores del gobierno venezolano, la sra. Swathy Somanta y su grupo, seguirán haciendo, durante unos días, las delicias de un público entregado y nada renuente a descubrir las manifestaciones culturales allende de nuestras fronteras.
Prof. Julio López Saco

2 de noviembre de 2007

La Hermenéutica Simbólica II: símbolo y sentido

La hermenéutica simbólica, como con-figuración del sentido de lo real, emerge a raíz del giro lingüístico propuesto por H.G. Gadamer, los caminos de Heidegger y los estudios de Ricoeur, así como las aportaciones del Círculo de Eranos (Neumann, Bachofen, Eliade, Kerenyi, aportes de G. Durand). Plantear una hermenéutica simbólica es replantear críticamente la filosofía clásica del ser y el tradicional concepto de Dios. Se trata de una hermenéutica inspirada por la “razón afectiva”, que interpreta al ser como implicación simbólica, contrapunto de la hermenéutica germana de H.G. Gadamer. En síntesis: la existencia contiene una esencia cuasi secreta, que puede ser secretada, lo que es la labor de una hermenéutica profunda. Eso supone un interés por lo implícito o implicado bajo lo explícito o explicado. Parte intrigante de un texto o contexto es lo no dicho, la captación del sentido latente, para lo que se precisa un acercamiento simbólico y no cósico. Se trata de captar la realidad transversal, así pues lo surreal y sobreseído. Esto sobreseído es lo oculto u ocultado por la verdad racional desveladota (la aletheia griega), la cual ignora que al levantar el velo nos topamos con lo interior o íntimo, con el corazón o alma invisible, con lo opaco y lo indecible en un lenguaje directo. De aquí la necesidad de un lenguaje sugerente y mito-poético, metafórico y simbólico, pero también surreal para acceder a lo reprimido u oprimido (a veces calificado de demónico, tabú o prohibido). En otras palabras, todo lenguaje y toda cultura refieren parcialmente el mundo del hombre y, por lo tanto, lo humano así expresado en diferentes perspectivas, las cuales pueden y deben ser plurales pero no estrictamente incompatibles, ya que conforman o configuran la co-experiencia interhumana que nos es común. El hombre trata de rehacerse simbólicamente: se trata pues de un ser simbólico, cultural y proyectivo, (re)mediador de su inmediatez desnuda a través del revestimiento y transposición de la primigenia urdimbre afectiva (matricial) por la urdidumbre del sentido cultural convivido o compartido intersubjetivamente (fratrialmente).


Algunos trabajos al respecto son:


Blanca Solares, LOS LENGUAJES DEL SIMBOLO. INVESTIGACIONES DE HERMENEUTICA SIMBOLICA, Anthropos, Barcelona, 2001

Andrés Ortiz-Osés, AMOR Y SENTIDO: UNA HERMENÉUTICA SIMBÓLICA, Anthropos, Barcelona, 2003

Andrés Ortiz-Osés, METAFÍSICA DEL SENTIDO, Universidad de Deusto, 1989

Lanceros, P. (edit), (Vattimo, Panikkar, E. Trías), LA INTERPRETACIÓN DEL MUNDO. CUESTIONES PARA EL TERCER MILENIO, Anthropos, Barcelona, 2006

VV.AA. HOMBRE Y SENTIDO Círculo Eranos III. Cuaderno(s) de Eranos - Eranos Jahrbücher, 2004

Mitología e Historia en China antigua (Shanhai Jing y Shiji)

Mitología e Historia en la antigüedad china: Clásico de los Montes y los Mares / Memorias Históricas


Prof. Julio López Saco
Escuela de Historia, UCV


La cultura china de la antigüedad, proclive a expresarse a través de la palabra escrita, ha desarrollado un significativo número de producciones literarias, que van desde los textos en hueso de las épocas del bronce, especialmente la dinastía Shang o Yin (1750-1080 a.C.), hasta los grandes compendios clásicos de corte confuciano. La orientación ético-moral confuciana de muchos textos conservados, así como su habitual institucionalización como archivos estatales, encubrieron elementos y motivos mitológicos y adoptaron un tono “histórico” que deseaba favorecer, y justificar, las acciones de la corte. Es por este motivo que la mitología china se nos muestra de modo fragmentario, camuflada en las narraciones sobre procesos “históricos” en los que son muy abundantes los regentes y ministros sabios, fundadores, inventores y civilizadores, poseedores de un comportamiento virtuoso cónsono con el mandato del Cielo. La transformación de los motivos y estructuras míticas en una ortodoxia por parte de los letrados confucianos se dirigió hacia la enseñanza de una ética y una moral directa e íntimamente vinculada con el modo óptimo de gobernar el territorio. El proceso racionalista-humanista de los literatos suprimió, o bien ocultó, aquello considerado simple artificio ornamental o sobrenatural, transmutando, en numerosas ocasiones, y con fines de hacer entendibles ideales, puntos de vista y conceptos abstractos filosóficos, el material mitológico y tradicional. En muchos casos, por consiguiente, la mitología arcaica, de despliegue oral, se convirtió en un relevante conjunto de leyendas históricas que abundan por doquier en los textos clásicos de época Zhou (1080-221 a.C.) y en consideraciones de tenor simbólico en algunas obras de talante filosófico, como el Zhuangzi[1]. Los mitos se historizan y sus agentes participantes empiezan a ser admirados como seres humanos ejemplares, fundamentalmente los soberanos y los egregios miembros de su corte.
Las fuentes históricas antiguas han sido directamente responsables de la transmisión de una particular imagen de China hacia el exterior, de estatismo y conservadurismo. La historia en su forma ortodoxa, política y éticamente útil para la clase dirigente, está conformada, básicamente, por una documentación oficial, que cubría las actividades del emperador y los diversos informes administrativos de los archivos estatales. Estos informes, reportes, diarios y crónicas, son el fundamento de las historias oficiales de las dinastías. El conservadurismo historiográfico se evidencia a través de su uso institucional. Los archivos eran directamente supervisados por un ministro letrado, de tendencia confuciana, a cuyo cargo estaban un indeterminado número de funcionarios-letrados que debían someterse a unas estrictas relaciones jerárquicas de poder, lo que estimulaba, como es de suponer, una opinión y una versión predominante. La elaboración administrativa del material histórico explica el estilo pomposo, cancilleresco, de los textos, cuyo valor literario per se es, de este modo, no muy significativo. El adoctrinamiento confuciano, en fin, estimuló la adopción de los ideales de la clase ilustrada, cuyos fundamentos son de orden ético-moral, enfatizando por encima de cualquier consideración, el rol virtuoso del soberano, como padre de todos los súbditos, según el ordenamiento natural y los dictámenes del Cielo. La moral y la conducta, más que la verdad histórica, se convertían en el hilo conductor de la historiografía, como mecanismo adecuado de comportamiento familiar, social y político[2].
En este breve ensayo queremos hacer hincapié, dentro del enorme legado literario de la antigüedad china, en dos obras capitales en virtud de sus informaciones de carácter mítico e histórico, respectivamente; esto es, el compendio cosmográfico y mitográfico Shanhai jing, traducido como Libro de los Montes y los Mares, y Shiji, conocido como Registro o Memorias Históricas, escrito por uno de los más destacados historiadores de la antigüedad china: Sima Qian (140-90 a.C.)[3].
Shanhai jing, cuyo corpus textual de geografía mítica fue reunido en el período Zhou tardío y en época Han (206 a.C.-220) a partir de una variedad de fuentes de distinta época y origen, es un trabajo anónimo de transcripción mixta donde se reconocen las manos de, al menos, un par de copistas. La función de este documento como texto mítico, cuya datación puede oscilar entre el siglo III a. C. y el I de nuestra era, es doble: presentar y explorar el mundo conocido, montañas, ríos y lagos, con sus respectivas flora, fauna y elementos religiosos, y aquel imaginado por los chinos del período clásico, y mostrarlo en su alcance mítico-geográfico, etnográfico y de historia natural, reuniendo y preservando, en última instancia, un ingente repertorio de narraciones míticas de diversos lugares, sin esconder las variedades, contradicciones y enigmas propios de los relatos mitológicos, especialmente de aquellos de la periferia, allende el centro civilizado, ordenado y jerarquizado (el propio territorio chino). En esta verdadera descriptio mundi, sus compiladores partieron de la idea de concebir la tierra dividida en tres rectángulos concéntricos: un territorio central, los cuatro mares, y un territorio salvaje que se extiende desde la orilla de los mares hasta límites indeterminados[4]. La presencia en el texto de informaciones médicas populares y prácticas adivinatorias pudo motivar que en época Han fuese concebido como un manual de prodigios, aunque sin dejar de ser también admirado como un texto geográfico fundamentalmente serio. Modernamente, sin embargo, ha sido catalogado como un recuerdo de exploraciones, un texto chamánico y hasta un conjunto de normas secretas de los fangshi (nigromantes, adivinos), Qin (221-206 a.C.) y Han. Su carácter de compendio mítico-geográfico libera, excepcionalmente, a esta obra, de la tendencia de todas aquellas que emplean el mito con el propósito de justificar ideales filosóficos, ceremonias rituales, ideales teórico-políticos o intereses historiográficos, hecho muy característico de la literatura confuciana. El origen del texto y de sus reseñas mitológicas y folclóricas, pudo haber estado, según algunos críticos modernos, en la proliferación de notas que explicaban las ilustraciones, mapas y pinturas de los lugares que son listados[5]. En concreto, se ha mencionado que el texto derivaría de las representaciones de seres espirituales que usaban los chamanes del reino de Chu. Los primeros cinco capítulos conforman la parte más antigua, mientras que los capítulos del seis al trece pertenecen, casi con total seguridad, a la época Han, después del año 6 a.C., época en la que se sistematiza prácticamente todo el pensamiento chino arcaico. Los capítulos catorce al dieciocho son añadidos posteriores, probablemente del siglo IV.
Shiji o Memorias Históricas, de Sima Qian, del siglo II-I a.C., es considerado como la primera historia sistemática general de China, con cierto valor histórico[6], que incluye citas de acontecimientos concretos y biografías de los personajes más relevantes del largo período temporal que abarca desde los inicios míticos del remoto arcaísmo hasta la dinastía Han, contemporánea del autor. En ciento treinta volúmenes se recogen biografías de reyes, generales, nobles y grandes dignatarios, abarcando los ámbitos político, económico, geográfico y social, además de mítico-legendario, incluyendo, asimismo, varias tablas cronológicas que fechan los reinados desde el siglo IX a.C. hasta los tiempos del autor y del emperador Han Wudi ( coetáneo del historiador)[7]. En época Han, precisamente, la obra adquirió el estatus de ortodoxa y oficial, como la verdadera, y única, versión de los eventos históricos, y como el modelo ideal de escribir la historia antigua. Su autor buscó la aprobación y justificación de los biografiados al vincularlos con los sabios míticos de la Edad Dorada de la antigüedad, Yao, Shun y Yu[8], es decir, relacionándolos íntimamente con la genealogía divina. Estos humanos semi-divinos o emperadores-héroes de gran sabiduría, pudieran recordar las relaciones feudales entre señores y vasallos, o entre nobles en una administración casi feudalista, donde gobernaba nominalmente el mencionado Yao. Los capítulos de la obra se dividieron en cinco grupos principales: anales imperiales, en doce zhuan (capítulos), tablas, (diez biao), que ofrecen la concordancia cronológica de los regentes de diferentes estados pre-imperiales y genealogías de familias ennoblecidas; tratados, (ocho shu), referencias históricas sobre aspectos esenciales para el buen gobierno, como la música, el ritual, la astronomía y la economía agrícola; las casas hereditarias (shi jia) más relevantes de la antigüedad, en treinta zhuan, historias de los grandes estados pre-Qin, así como biografías de Confucio y de otras personalidades destacadas; y, finalmente, las biografías, setenta zhuan, de figuras prominentes, que incluyen materiales e informaciones históricas de pueblos foráneos como los Xiongnu[9], poblaciones nómadas, étnicamente no chinas, que se corresponden con los Hunos que mencionan las fuentes occidentales.


Caracas,
Escuela de Historia, UCV
2007

[1] Existen varias e impecables traducciones del Maestro Zhuang. Una de ellas, fácilmente adquirible, es la del P. Carmelo Elorduy, Chuang-tzu, edit. Monte Ávila, Caracas, 1991, en una versión bilingüe.
[2] Puede consultarse al respecto nuestro trabajo “La religión, la historia y el pensamiento oriental en India y China: inconvenientes y desafíos desde la investigación en Venezuela. Reflexiones en honor al P.Carmelo Elorduy s.j.”, en Religión e Investigación Social, UCAB, 2004, pp. 83-96, en especial, p. 86.
[3] Acerca de estos textos pueden revisarse mis apuntes en “La mitología tradicional en la literatura china antigua”, Quincunce, nº 8, 2004, pp. 31-36, en concreto, p. 33 y 34.
[4] Al respecto de esta distribución cosmográfica es interesante el trabajo de Fracasso, R., “Teratoscopy or Divination by Monsters: Being a Study on the Wu-tsang Shang-ching”, Hanxue yenjiu, 1, 2, 1983, pp. 657-700.
[5] El conjunto de ilustraciones más relevantes es el recopilado por Zhang Sengyou en el siglo VI, que incluye casi 250 representaciones en diez zhuan o capítulos. Véase, en este sentido, Loewe, M., Early Chinese Texts. A Bibliographical Guide, The Institute of East Asian Studies, University of California, Berkeley, 1993, en especial, p. 362.
[6] Debe entenderse esta afirmación en el sentido de que, a pesar de la evidente parcialidad de los historiadores de la antigüedad china, éstos intentan seguir algunos patrones metodológicos de lo que puede considerarse como crítica histórica, refiriendo cronologías y abarcando diversos ángulos de las épocas tratadas, que van desde los aspectos socio-políticos, hasta los culturales y geográficos.
[7] Aunque en Shiji no se incluyen los reinados y hechos destacados de más de cuarenta monarcas de las primeras dinastías, Xia (2200-1760 a.C.) y Shang, el tiempo histórico comienza con los reyes mítico-tradicionales Yao y Shun, a los que los primigenios y arcaicos dioses del panteón tradicional se someten. En síntesis, por consiguiente, estamos ante la primera historia dinástica que narra hechos acaecidos entre el patriarca chino Huangdi (III milenio a.C.), y la contemporaneidad del autor, es decir, unos dos milenios y medio que incluyen recuerdos del neolítico y la edad de bronce. La visión de este largísimo período plantea un ángulo de reflexión político-moral que servirá de modélico paradigma para las ulteriores historias dinásticas. Es así como en estas Memorias Históricas encontramos evidentes referencias textuales al Shujing o Libro de los Documentos y a Mencio, lo que conlleva aires confucianos que subliman las virtudes de los buenos gobernantes y administradores, al igual que ocurre en Shujing. Véase al respecto, Hua, Z., Relación de las cosas del mundo ( Ning, Y. / García-Noblejas, G., trads. ), edit. Trotta, Pliegos de Oriente, Madrid, 2001, pp. 200-201, y Allen, H.J., ( trad. ), Ssuma Ch’ien’s Historical Records, The Journal of the Royal Asiatic Society, Londres, 1894, en especial, pp. 5-27. Esta última es una pequeña obra muy antigua, pero un verdadero clásico, en especial en lo referente a sus primeros capítulos, que contienen las peripecias de los primeros héroes y reyes míticos pre-Qin (anteriores, por lo tanto, al primer imperio, Qin, 221-206 a.C )
[8] Se trata de un grupo de monarcas terrestres, frente a los anteriores soberanos celestiales. Estos reyes-sabios mitológicos terrenales son el fundamento de las Tres Dinastías; es decir, de los tres primeros períodos dinásticos en orden cronológico, Xia, Shang y Zhou.
[9] Algunos documentos de Estado, tales como los edictos imperiales y los reportes de los oficiales, pudieron ser incorporados en la compilación inicial de Sima Tan (padre) y Sima Qian (hijo). En cualquier caso, serían empleados al lado de genealogías y diversas tradiciones locales de carácter oral. La división de capítulos fue adoptada en las historias dinásticas subsiguientes, como Hanshu o Libro de la Dinastía Han. Puede verse al respecto, el glosario comentado en Loewe, M., Faith, Myth and Reason in Han China, Hackett Publishing, Cambridge, 2005, en concreto, p.214.

25 de octubre de 2007

La Hermenéutica Simbólica. Una referencia cultural

HERMENÉUTICA SIMBÓLICA: MARCO DE REFERENCIA DE LA CULTURA OCCIDENTAL Y CHINA

Prof. Julio López Saco
Quisiéramos exponer aquí, de modo sintético, un ejercicio simbólico[1] que toma en consideración aspectos tradicionales de la formación de la cultura occidental partiendo de patrones míticos y filosóficos que, por otro lado, parecen funcionar, de modo semejante, en el ámbito civilizatorio chino de la antigüedad, aun salvando ciertas diferencias. En este caso, tomaremos en consideración, siguiendo la hermenéutica simbólica de A. Ortiz-Osés, tres figuras clave en el contexto cultural occidental: Hermes, Sócrates y Cristo. Hermes, representante del contexto matriarcal originario, es una figura mediadora, que reúne lo matriarcal prehelénico cretense y lo patriarcal helénico ateniense, representado por el orden olímpico que comanda Zeus. Está ubicado entre Dioniso, hijo oscuro de la madre natura, y Apolo, hijo del cielo claro, entre los comportamientos irracionales, evocadores e intuitivos de la divinidad dionisíaca y aquellos teóricamente racionales, culturales, comedidos y prácticos que Apolo encarna. En cualquier caso, es un símbolo del estadio mítico “naturalista”, verdadera urdimbre antecedente de la estructura (femenina, oral, y matriarcal o, incluso, “pasional” como señala Eugenio Trías). De la textura de la urdimbre, que dice el sentido[2], se llega a la estructura, que aglutina episteme (texto más sentido). Estaríamos, en este caso particular, ante la presencia de un conocimiento ligazón, implicativo; dicho de otro modo, ante el lado espiritual de la realidad material (Zhuangzi), ante la experiencia ontológica del origen de todo, especie de inconsciente cósmico ya perdido (Gilbert Durand). Sócrates, por su parte, abre el inconsciente a la conciencia, representa lo patriarcal, la ilustración griega ateniense y, por ende, el estadio filosófico “culturalista”. Es el eje de la estructura, masculina, patriarcal, escrita, de acción-abstracción; la estructura lógica como conocimiento discursivo-explicativo. El elemento fratrial (así bautizado, justamente, por el mencionado Andrés Ortiz-Osés), lo configura, en nuestro ámbito cultural, Cristo, que re-media naturaleza y cultura a través de la gracia[3], y es el estadio supranatural, el mediador por excelencia (entre la vida y la muerte, el bien y el mal, Cielo e Infierno). Es el genuino antecedente del hombre medial, eje central de una implicación simbólica de los contrarios: del no-ser al ser (nacimiento), del ser al no-ser (muerte), entre lo óntico y lo lógico-simbólico, realidad-idealidad, objetivo-subjetivo; todas ellas implicaciones “horizontales”; de lo sobrehumano (celeste-espiritual)-inframundo (demónico-telúrico-material), implicación “vertical”[4]. La cultura occidental sería la suma de los tres elementos considerados en sus potencialidades simbólicas: “ilustración” griega, ateniense, patriarcal y racionalista, que “libera” del sustrato “religador”, que une, mítico-religioso, cretense, femenino e intuitivo, sumado al barroquismo cristiano y a la espiritualidad hebrea inicial[5].
El mito productivo-patriarcal, encuentra en el logos político moderno su adecuada inserción, en función de su intento por lograr la verdad ilustrada, definida como conformidad entre la realidad social y el estado, es decir, entre el “ente” y la “mente”. De este modo, se logra una especie de secularización, desencantamiento y desmitologización del mundo arcaico del sentido, al precio de relegar dicho sentido al ámbito liminar de lo privado, religioso o, simplemente, marginal. Tal relegación, por la lectura desencantatoria del mundo mítico-matriarcal, es el fundamento del malestar mítico de nuestra ideología ilustrada, el sobreseimiento político del sentimiento reducido a mero significado funcional, tipificado por un consenso de procedimientos que olvida, al modo habermasiano, las oscuras y secretas religaciones míticas. El mito productivo patriarcal de la moderna política ilustrada reprime así, simbólicamente, el sentido axiológico de la existencia, que debe aflorar culturalmente[6]. Mientras la Ilustración intentaba abrir el pasado a un futuro transparente, el Romanticismo (filosófico), trataba de anclar toda superación en el arcaico rastro de un tenebroso sentido de origen; en el primer caso, el destino estaría ubicado hacia delante; en el segundo, claramente antes, detrás. Mediar entre ambos parámetros significa la fraternidad, el hermanamiento de los contrarios que implique la necesidad de recuperar el nexo o cemento psicosocial que falta o le falla a la razón y sus luces modernas. Sin la coapertenencia la razón patina en la abstracción. Así pues, implicar para explicar.
Siguiendo el rastro de lo que acabamos de señalar, diríamos, en consonancia con la estructuración ofrecida por Eugenio Trías en La Edad del Espíritu, que la prehistoria y protohistoria de la humanidad, corresponderían al abismo originario, a la unidad, al ámbito matricial (materia, naturaleza salvaje), es decir, a la madre-matriz-Magna Mater (la “selva” de los estoicos), mientras que la organización y la cultura ciudadana y estatal, patriarcal, representada en la antigüedad por Grecia, pero también y, fundamentalmente, por Mesopotamia, Egipto, China e India, es el Cosmos, fundamentado en un locus, el templo, y un tempus, la festividad, que supone recorte, demarcación, delimitación; ergo, ordenación y multiplicidad. La presencia de una figura teofánica o cosmocrátor, incide en la necesaria comunicación con un testigo, (que puede ser el profeta o el poeta), acogedores de la revelación y comunicadores con la sustancia mítica a través del acontecer verbal, como mitos y diferentes escrituras sacras. Sobre la revelación se produce una auto-reflexión, que adquiere un doble sendero: la “razón” de la revelación poética-filosófica, (como en Grecia o India), que produce un monismo impersonal, y la “voluntad” de la revelación en un ámbito profético-sofiológico, como en el Medio Oriente o en Israel, que revierte en un monoteísmo personal. El primer camino produce una ontología, carácter enunciativo-declarativo de la palabra del ser, mientras que el segundo desemboca en una teología, carácter imperativo, en este caso, de la palabra de Dios[7]. En el mundo occidental grecolatino convergen, confluyen, ambas tradiciones, en las que el Ser es Dios y Dios el Ser, como acontece en la filosofía de Plotino o Numenio, y como es ejemplar en el estoicismo, la gnosis valentiniana o las elaboraciones de los Padres Capadocios[8]. ¿ Se inferiría de todo ello que lo sacro es la base sobre la cual la razón reflexiona?. Creemos que sí. La apuesta por una cultura del sentido bajo la forma de una “conversación” y no bajo la de una estructura erigida sobre fundamentos epistemológicamente constrictores, rígidos, debe ser tendida en cuenta, idea que remite, por otra parte, a H.-G. Gadamer: el pensar es intimación con el sentido antes que demostración de la verdad.
¿Qué es lo que ocurre en el seno de la cultura china clásica?. El elemento matricial originario, natural-místico, lo representa el ideal de Dao[9], entendido en el Daodejing y el Zhuangzi, en su carácter cosmogónico, como maternal (bajo los apelativos de útero, matriz, agua), lo que respondería a una posible divinidad neolítica femenina, y en la presencia y acción de divinidades femeninas apropiadas de mitos antropogénicos, como el caso de Nüwa y su paredro Fuxi, pareja primordial. El factor patriarcal, escrito, legal, social y político es el marco de acción de una figura emblemática en China, a la par que Sócrates en occidente: Confucio, generador, al lado de otras importantes figuras del pensamiento antiguo (Mencio, Xunzi, o el legalismo del maestro Hanfei), de un pensamiento humanista-racionalista que esconde, solapa y reprime todo aquello sobrenatural, fantasioso, extraordinario, mítico. Finalmente, el elemento fratrial, siguiendo la terminología previamente empleada, iría de la mano del budismo, superador de polaridades a través de la trascendencia, y representante del estadio espiritual supra-natural. La cultura china de la antigüedad, por consiguiente, sería la suma de estos tres factores: el racionalismo, humanismo y la ética confuciana que solapan el ámbito mítico-simbólico que encarnó el daoísmo, aunque sin provocar su desaparición, por otro lado imposible, unido al trascendentalismo budista. El pensamiento original cosmológico chino, que abarca los fundamentos básicos, como la unidad del Universo o la realidad de la contradicción binómica yin-yang, fue el fundamento de las corrientes de pensamiento cívico-socio-político confuciano, humanista y racionalista, de predominio urbano y predominante en el seno de las clases dirigentes, y del pensamiento individual-naturalista y místico taoísta, propiamente rural y popular[10]. El pensamiento confuciano acabó imponiendo sus criterios, de modo semejante a cómo la humanidad moderna pretendió reconocerse en un solo núcleo sustancial: la razón, removiendo de la mina del espíritu la escoria no cognitiva de la superchería, los mitos y los sueños, aunque con la salvedad de que nunca lo ha podido hacer. Es por eso que aludimos en nuestra tesis al hecho, ya para terminar, de la pervivencia: quizá no se trate de hacer retornar el mito (parafraseando a J.M. Mardones), sino de reconocer que nunca se había marchado.

Caracas, octubre del 2007

[1] Debemos entender que el símbolo no desvela un significado cerrado, sino un horizonte relativamente abierto de sentido, profundo, no literal, escondido a la visión directa y al que se accede transversalmente, por la imagen, la metáfora y, por supuesto, el símbolo. El símbolo realiza, por lo tanto, un develamiento del sentido axiológico.
[2] Desde este punto de vista, el sentido remite al sujeto y su significación ontoaxiológica; la verdad, lo hace al objeto y su significado.
[3] La sobrenaturalaza o gracia, no destruye la naturaleza, la perfecciona. De ahí el paso del optimismo protoilustrado griego al romanticismo barroco cristiano.
[4] Esta filosofía de la implicación es el paso de la filosofía del ser racional a una hermenéutica del sentido relacional: racionalidad y surrealidad, por consiguiente, como parte de la realidad humana.
[5] Las tres figuras aquí reseñadas, Hermes, Sócrates y Jesucristo, re-median los contrarios, cada uno de ellos a su modo: mitológico, filosófico y religioso, respectivamente.
[6] Creemos, al respecto, que en la cultura, como ámbito romántico del sentido, este está sobreseído por la polis y su consenso político abstracto. Evidentemente, no podemos, ni debemos, volvernos hacia la premodernidad romántica acrítica, pero tampoco cerrar los ojos, o dar la espalda políticamente a la cultura romántica y su búsqueda de identidad simbólica. No debemos olvidar la correferencia del ente al ser, de la ética al ethos, del logos al mythos y de la conciencia colectiva al inconsciente, también colectivo. En la modernidad, el logos greco-cristiano funge de racionalidad vigente frente a la irracionalidad, irracionalizada, de paso, por nuestra propia razón, del tortuoso laberinto de deseos, pasiones y emociones que pertenecen al Hades oscuro de nuestra consciencia originaria.
[7] En la religión, el lenguaje informativo o enunciativo desciende, mientras asciende, proporcionalmente, el expresivo, emotivo e imperativo.
[8] Proclo, por ejemplo, personifica las formas ideales platónicas en ángeles, algo análogo a lo que acontece con los Amesha Spenta iraníes, intermediarios entre Spenta Mainyu, hijo de Ahura Mazda, y la humanidad, que son, al mismo tiempo, atributos de Ahura Mazda y realizaciones interiores de todos los que siguen el orden de la verdad zoroástrica.
[9] Dao se incluiría, originariamente, en el mito creador matriarcal, en la urdimbre, según el cual el ser humano se encuentra imbricado en lo numinal.
[10] El pensamiento chino se fundamenta, esencialmente, en diagnósticos no cuantitativos, sino cualitativos: cualidades, valores y direcciones del movimiento (direccionalidad en sentido de la consolidación, yin, o de la expansión, yang), no medibles ni limitables. Frente a la estructuración de la ratio subjetiva en Occidente, el Libro de las Mutaciones, por ejemplo, se refiere a cualidades-fuentes, no a fijaciones estáticas (materialismo), sino a los puntos de intersección y cambio. El pensamiento chino no encuentra, por consiguiente, su límite en el mundo exterior u objeto, sino en el sujeto, en el interior, en el propio centro.

23 de octubre de 2007

Nota breve: el concepto mítico de tiempo

El tiempo circular es un tiempo mítico-religioso y sacro, conectado con la oralidad y con la intuición cualitativa y concreta. Se trata de un tiempo recuperable, reversible y repetible, ontológico y no mensurable. En este caso, el tiempo cósmico es dominante. Se implica una concepción que cierra y da inicio a otro círculo: forma espiriliforme. El tiempo lineal, por el contrario, es un tiempo histórico y profano, vinculable con la escritura y la intuición cualitativa y abstracta. Se trata de un tiempo no recuperable, ni reversible ni repetible. En un tiempo claramente medible. El tiempo histórico acaba sometiéndose, subordinándose, al cósmico dominante.
Prof. Julio López Saco

10 de octubre de 2007

Mapa del Neolítico en China


Desde el Mesolítico se hacen evidentes las diferencias entre el norte y el sur de China: mientras en el norte se desarrolla una cultura microlítica que guarda relación con el paleolítico de Ordos y con los microlitos manchurianos y del sur de Siberia, el mesolítico del sur se entronca con las culturas hoabinhianas del sureste de Asia. En el sur, la unidad de trabajo es la familia, y se hace necesario un sistema de organización mayor que la tribu, puesto que son poblaciones autónomas, descentralizadas y autárquicas, que habitan poblados y asentamientos dispersos. Todo esto indica que la región del Yangzi evolucionó a partir de sus propias tradiciones: las culturas Majiabang y Hemudu, por ejemplo, cuya economía se basaba en productos acuáticos, vegetales y tubérculos, además de frutas, completando su dieta con la pesca, la caza y la recolección.
Entre el 6500 y el 5000 a.C. se han datado localidades ubicadas en las proximidades del río Wei, en Shenxi, y en toda la cuenca media del río Huanghe, revelando la presencia de una agricultura avanzada, centrada en el mijo y, quizá, el trigo, y una evidente domesticación de animales: cabra, vaca, cerdo, perro y, probablemente, el caballo. Aunque la presencia cerámica es, para este etapa, escasa y muy tosca, ciertas piezas cerámicas decoradas con motivos cordados han aparecido en el sur, en torno al Yangze, lo que prueba la existencia de tradiciones neolíticas meridionales que son, sin duda, anteriores al VI o V milenio antes de nuestra era. Entre las culturas neolíticas diferenciadas posteriores a esta época debemos individualizar, básicamente, tres: Yangshao, Dawenkou y Longshan, siendo esta última el probable paso decisivo hacia el bronce.
Prof. Julio López Saco

2 de octubre de 2007

Arte parietal del Paleolítico Superior



Divertículo axial de la cueva de Lascaux, en Francia, con una cronología que fluctúa entre 17000 y 15500 antes del presente. En el arte parietal del Paleolítico Superior abunda la presencia de animales, especialmente herbívoros, como el bisonte, los caballos, uros, renos, ciervos, mamuts y, en menor medida, cápridos. La figura humana es escasa y muy esquematizada. Además, es relevante la presencia de ciertos signos abstractos que acompañan las figuraciones zoomorfas y antropomorfas. Es muy probable que las cuevas con pinturas, en muchos casos ubicadas en los lugares más recónditos y oscuros, hayan sido una especie de santuario y una vía de purificación. En ciertos casos, se han interpretado algunos de los signos geométricos o las manos en negativo, como ejemplos de visiones de los chamanes en sus estados de trance.

Prof. Julio López Saco

1 de octubre de 2007

Arte mobiliar del Paleolítico Superior



Esta imagen corresponde al mango de un propulsor en forma de bisonte, encontrado en la cueva de La Madelaine (Francia), de época del Paleolítico Superior. Durante el Magdaleniense el trabajo sobre sílex se acompaña del hueso y el asta, lográndose representaciones bastante realistas, entre las que destacan los grabados sobre propulsores, azagallas y arpones. En este caso, el cuello y cabeza del bisonte proporcionan un escorzo notable y la sensación de profundidad.

Prof. Julio López Saco

Paleoantropología: Hábilis y Ergaster

Cráneos de Hábilis y Ergaster, respectivamente (arriba, KNM-ER-1813, y abajo). Homo Hábilis es el primer representante del género Homo, asociado a la industria lítica Modo 1 u Oldovayense, mientras en Ergaster es el primer homínido que se lanza a la aventura fuera del continente africano, vinculado con las industrias Achelenses.

Prof. Julio López Saco



28 de septiembre de 2007

Mapa: distribución de fósiles de Australopitecos



El mapa señala algunos de los principales yacimientos que contienen fósiles humanos de australopitecinos, en un área que se despliega desde Etiopía, pasando por Kenia y Tanzania, hasta la República Sudafricana. Esta vertiente oriental del continente, en donde están la mayoría de los restos, coincide con la gran falla del valle del Rift, que se extiende desde el Medio Oriente hasta el sur de África. Es una zona geomorfológicamente apta para el hallazgo de fósiles, pues supuso una barrera geográfica y climática en relación al oeste africano, mucho más húmedo y con una vegetación selvática, frente a las sabanas y bosque bajo de la cornisa oriental. Mientras en el oeste se refugiaron gorilas y chimpancés, en el este caminaron erguidos los australopitecinos. Esta aglomeración llevó al paleoantropólogo Yves Coppens a denominar la zona como East Side Story en 1994. Sin embargo, hallazgos fuera de este territorio, en concreto en Chad, parecen ampliar la expansión australopitecina más allá de los límites del África Oriental.
Prof. Julio López Saco

Cuadro taxonomía de los primates


Cuadro que contiene las relaciones filogenéticas entre los primates. Obsérvese la secuencia de separación humana de los grandes simios: primero los gibones, luego los gorilas y, finalmente, los chimpancés.
Prof. Julio López Saco

Paleoantropología: cráneo de procónsul africanus



Fósil de prehomínido o antropiode simiesco encontrado por Mary Leakey en Kenia, denominado con las siglas KNM-RU 7290, con una cronología entre 27 y 17 m.a.

Prof. Julio López Saco

Esquema evolutivo humano



Esquema evolutivo de los homínidos basado en un diagrama elaborado en el Museo de Historia Natural americano Ian Tattersal, modificado y rediseñado, bajo consentimiento del autor, prof. Giorgio Manzi (Universidad La Sapienza de Roma), publicado en Paleoantropologia in “XXI Secolo”, Enciclopedia Treccani, Roma, 2006. Publicado, así mismo, en http://www.paleontologiaumana.it/

Prof. Julio López Saco

Paleoantropología: las Venus del Paleolítico



Al período Magdaleniense, caracterizado por el cuidado en los detalles y de las proporciones, y por el empleo de materiales diversos en las esculturas y otros objetos del arte mobiliar, como el hueso o el marfil, pertenecen las denominadas “Venus” paleolíticas, que han sido catalogadas como representaciones femeninas con una evidente funcionalidad como exvotos para un posible culto a la fecundidad, en virtud de su pequeño tamaño, su forma ahusada y la exageración de sus órganos sexuales (pechos, vulvas, nalgas), que aludirían a las connotaciones simbólicas de nutrición y fertilidad, íntimamente relacionadas con el valor simbólico de la tierra como dadora de vida y receptora en la muerte para generar una nueva vida. Las Venus se han identificado como representaciones de la diosa madre, con sus tres acepciones esenciales intrínsecas: portadora de fertilidad y, por lo tanto, creadora de todo, receptora de todo tras el fallecimiento, y lunar, símbolo maternal, femenino y ctónico. La mayoría de estas “venus” han aparecido en relieve sobre roca y de cuerpo entero, en bulto redondo y de cuerpo entero también, o sólo la cabeza. La inexistencia, en términos genéricos, de cualquier rasgo facial, lleva al espectador a concentrarse en el resto del cuerpo. Sus exagerados atributos femeninos, su evidente esteatopigia, y el anonimato de sus rostros, han sugerido que las Venus no son, en el fondo, representaciones naturalistas de mujeres, ni estereotipos estándar, sino símbolos abstractos de la fecundidad y la maternidad. La Venus que aquí se muestra, de Laussel o del cuerno, hoy en el Museo de Aquitania, en Burdeos, con una cronología entre 25000 y 23000 a.p., es un buen ejemplo de estos prototipos escultóricos del Paleolítico Superior.


Prof. Julio López Saco

Paleoantropología: cráneo de Sahelanthropus

Cráneo de Sahelanthropus Tchadensis, mejor conocido como Toumai, de unos 7 m.a., hallado en Chad en el año 2001. Se cree en la posibilidad de que ya fuese bípedo.


Julio López Saco

Paleoantropología: restos de Lucy



Esqueleto casi completo de "Lucy", una hembra de Australopithecus afarensis, hallada en Etiopía, de unos 3.5-3.2 m.a. de antigüedad. Mide poco más de un metro y diez centímetros de altura y debía tener unos 20 años en el momento de su muerte. Su andar era claramente bípedo. El autor del descubrimiento fue Donald Johansson en 1974.


Prof. Julio López Saco

24 de septiembre de 2007

Neolítico en China: cuadro sinóptico

Las culturas del neolítico en China, ordenadas cronológicamente y en virtud de las diferentes regiones.


Prof. Julio López Saco

19 de septiembre de 2007

Mapa. Ruta de la Seda


La Ruta de la Seda o, mejor habría que decir, las “rutas”, bautizada con ese nombre en el siglo XIX, se dividía en dos, la norteña y la meridional, y bordeaban el desierto de Taklamakan. Las rutas terrestres, llamadas de los poblados o comunidades-oasis, estaban ya activas desde el siglo III a.C., y todavía eran usadas en el siglo IX. Estas comunidades-oasis enlazaban el Gansu occidental con la cuenca del Sir Daria y Amu Daria (el Oxus griego), por ambos lados del desierto de Taklamakan, y hacia el Pamir en dirección este. Son verdaderas ciudades cosmopolitas donde habitaban agricultores sedentarios y comerciantes, y que acabaron siendo, por su situación estratégica, lugares de encuentro y, fundamentalmente, de confluencia de pueblos e ideas, tanto de poblaciones indoeuropeas (sogdianos, kuchanos, khotanos), como altaicas (hunos, uigures, turcos), o sino-tibetanas, principalmente chinas. La gran cantidad de mercaderes, embajadores, peregrinos o misioneros que llegaban desde Asia Central a China, repletos de mercancías y de budismo, lo hacían a los principales centros comerciales, tanto a las urbes en los ejes mercantiles chinos (valle del río Wei en Shenxi, región del bajo Yangtzi), como a los puertos, y, en ocasiones, se establecían formando colonias extranjeras, propiciando, de este modo, una rápida proliferación del budismo entre los sectores urbanos.
La ruta norte, comenzando en Xi’an, discurría a través de Jiuquan, Turfan, Karashar, Kucha-Kizil, Aksu, Tumshuk y finalmente Kashgar, y la del sur seguía por Dunhuang, Miran, Khotan, Yarkand, y desde aquí se unía a la vía septentrional en Kashgar, verdadero núcleo neurálgico. Desde este punto continuaba a Kokand, Tashkent, Samarcanda y Bujara, y de aquí a Merv, atravesando Irán hasta llegar a la costa mediterránea. Paralelamente, debemos mencionar que existía una vía muy septentrional, denominada Ruta de las Estepas, que desde Mongolia exterior e interior comunicaría los núcleos siberianos con la cuenca del Baikal, y a través del paso de Dzungaria llegaría a los Urales y la gran estepa meridional rusa. Este camino, aunque también medio de llegada de influencias budistas, como ocurriría por mar, fue primordialmente usado por los grupos bárbaros, hunos o avaros, en sus desplazamientos al oeste.
Prof. Julio López Saco

18 de septiembre de 2007

Imágenes mitológicas en China: dragón imperial



Imagen de dragón imperial, con cinco garras, en el Palacio Antiguo, Ciudad Prohibida, del siglo XV. El dragón es un animal mítico benéfico en China, vinculado con el elemento agua y, por lo tanto con los ríos (en China se cree que los ríos son dragones, de hecho), y símbolo del emperador. En la Ciudad Prohibida existen muchos ejemplos al respecto, destacándose un friso con nueve de estos seres mitológicos.
Prof. Julio López Saco

14 de septiembre de 2007

Breve introducción al Rig Veda

Rig Veda*
Julio López Saco
El Veda (sabiduría, revelación, aquello que es percibido de forma sobrenatural), es para el hindú, en términos generales, una revelación atemporal, de autoría no humana, eterna, y que porta, en sí, todos los conocimientos. Es la verdad revelada, no nace en un momento concreto de la historia, sino que es obra divina.[1] Para cualquier creyente el Veda es una revelación eterna, pero para los investigadores occidentales, que aplican el rigor filológico e histórico a los textos, es una colección de himnos y oraciones, de tradición oral y secreta, transmitidos por los sabios arios, llamados rishis, y compilados a lo largo de un amplio período temporal, que reflejan e ilustran acontecimientos sociales y religiosos. Únicamente los brahmanes son los guardianes de esta tradición y los capacitados para transmitirla, siendo los responsables de la preservación ritual oral de los textos.
La función principal del Veda es el ritual sacrificatorio, entendido como un culto esotérico y un acto social, que busca favorecer las ambiciones de los socialmente más poderosos, ofreciéndole a la cultura india un doble carácter, teocrático y aristocrático. En la práctica ritual, la comida sacrificial se compartía con los miembros del grupo y con numerosos seres sobrenaturales o devas. A través del sacrificio los dioses pueden ser aplacados, se pueden recibir sus beneficios, en forma de cabezas de ganado o descendencia, o se puede realzar la posición social o la pureza religiosa del que lo efectúa[2]. Las escuelas teológicas o ramas que se especializan en el aprendizaje de ciertos textos del Veda conforman el mecanismo principal para su clasificación, pues un Veda puede tener varias escuelas que se relacionen con él. Estas escuelas aseguran la transmisión precisa de generación en generación gracias a la ayuda de reglas para su recitación, aunque el significado de los textos se fuese perdiendo para los recitadores a medida que la lengua se alejaba de sus orígenes védicos más arcaicos[3]. Los himnos del Veda, aquellos que los sabios escucharon y posteriormente recitaron a sus discípulos, quedaron bajo la custodia de las familias brahmines. Transmitirlos de padres a hijos se convirtió en su tarea y fin, de modo que quedaron directamente vinculados, en el contexto de la sociedad védica, con el lenguaje, la comunicación y el recitado de los himnos, así como con el manejo de fórmulas de culto (mantra).
El Veda incluye cuatro tradiciones: Rig, Yajur, Sama y Atharva que, a su vez, se dividen en varias categorías de texto: Samhita, Brhmana, Aranyaka y Upanisad. El Veda, como sustrato más arcaico de la literatura védica, se refiere a la parte samhita. El Rig Veda es una colección de diez libros ( mandala ), con 1028 himnos dedicados a varias divinidades, compuestos en sánscrito védico y que pueden datarse hacia el año 1200 a.C. Contiene himnos para lograr el favor divino, y en él el sacrificio, o sus elementos constitutivos, se emplean como divinidades, particularmente en el caso de Agni y Soma[4]. Los himnos, generalmente, por consiguiente, de carácter propiciatorio, fueron compuestos por rishis, hombres inspirados por lo divino, cuyos nombres perviven en la tradición brahmánica, por más que hayan sido figuras semimíticas, como Kanva o Pippalada. Se compusieron oralmente y fueron transmitidos de padres a hijos en el seno de familias brahmánicas especializadas. Pero hubo un momento en que la tradición dejó de ser productiva y dejaron de componerse nuevos poemas, estableciéndose, paulatinamente, un canon fijo de himnos, aunque ligeramente variable según las escuelas surgidas de aquella tradición familiar. En el Rig Veda encontramos verificada la homología cósmica, fundamento de la religión india, que implica la vinculación entre el cuerpo, el Universo y el sacrificio, manifestado en la idea del hombre cosmológico de cuyas partes constitutivas se forma el Universo y que explica el surgimiento de la sociedad y de las diferencias sociales: Purusa Sukta. El Rig Veda es el texto más antiguo de los cuatro mencionados y el más relevante, sin duda, para comprender la sociedad y las creencias de los primeros indoarios. En los últimos mandalas los dioses, presentes en el texto como potencias exteriores a los que es oportuno propiciar, como Indra o Surya, o como formas imprecisas, caso de Prajapati o señor de la creación, y Visvakarman o creador de todo lo que existe, comienzan a esfumarse ante la importancia del sacrificio, que empieza y acaba en sí mismo, observándose una incipiente tendencia hacia el monoteísmo que luego protagonizará Brahma. En definitiva, el Rig Veda presenta, fundamentalmente, una religión politeísta de grandes dioses, más o menos personalizados y antropomorfizados, yuxtaponiendo concepciones mágicas y supersticiones a un comienzo de especulación filosófica un tanto sutil.

[1] Los Vedas y las Upanisads constituyen la tradición shruti de la literatura védica. El término, traducible como revelación, hace referencia a la manifestación de lo divino en el mundo, en concreto, las verdades reveladas a los sabios o rishis en épocas arcaicas y recogidas en forma escrita. La otra categoría de escritura sagrada se denomina smriti (lo recordado o transmitido), a la que pertenecen los poemas épicos, los Puranas y los sutras.
[2] El sacrifico (homa, yajna), no está vinculado, únicamente, a la inmolación de animales, sino que incluye cualquier ofrenda al fuego sagrado, generalmente, leche, mantequilla clarificada, cereales y algunos animales domésticos, como cabras, caballos y ovejas. El fuego, es, por consiguiente, el eje del ritual védico, pues es, además de sustancia, elemento, deva, lo que supone la existencia de un vínculo transformador entre los reinos humano y divino.
[3] Sobre el sistema llamado de doble verificación, aprender los textos como recitación continua y como recitación de palabras sin reglas de combinación eufónica, lo cual ha permitido la transmisión de los textos védicos con mínimos cambios de contenido, puede verse, Flood, G., El Hinduismo, Cambridge University Press, Madrid, 1998, p. 54 y ss.
[4] Existen algunas traducciones del Rig Veda en lenguas occidentales. En alemán, es destacable la de Geldner, K.F., Der Rigveda: Aus dem Sanskrit ins Deutsche übersetzt und mit einem laufenden Comentar verseben, 3 vols., Harvard Oriental Series, 33 a 35, Harvard University Press, Cambridge, 1951; en inglés, debemos reseñar las de Müller, M. / Oldemberg, H., Vedic Hymns, 2 vols., SBE, 32, 46, MLBD, Delhi, 1973, y la parcial de O’Flaherty, W.D., The Rig Veda, Penguin Books, Harmondsworth, 1981. En español existe una selección antológica traducida por parte de F. Villar (Himnos Védicos, edit. Nacional, Madrid, 1975).
*Este texto, aumentado con las Leyes de Manu y el Budhacharita, se encuentra publicado en este mismo blog.