8 de febrero de 2010

Filosofía de India antigua IV: el Ser cósmico y el hombre

El Ser-cósmico es el Universo total (samasti), el huevo de la Inmensidad o macrocosmos, mientras que el Universo escindido es el hombre o microcosmos. El Ser-cósmico, como totalidad de todos los seres, en en sí mismo un Ser. Los elementos que lo constituyen, intelecto y mente, son análogos a los de los seres individuales, por consiguiente, también nace y muere, como los seres humanos. Su forma es el Universo. Este Ser-cósmico se manifiesta en tres órdenes diferentes: un orden sucesivo que implica una duración; un orden locativo, que supone un espacio, y un orden perceptivo que trae consigo grados de conciencia. Desde el punto de vista temporal (duración) el Ser-total o cósmico se concibe en tres planos, lo Impermanente (mundo físico y sutil), lo Permanente (leyes invariables de la apariencia, la existencia y el final de lo impermanente) y lo Inmutable (sustrato allende la manifestación, más allá de la existencia individualizada, que es un anudamiento de energías). Desde la óptica de la ubicación espacial, el Ser-cósmico se manifiesta en tres planos u órdenes de cosas, el plano celestial-angelical, el individual o sutil, y el sensorial o de los elementos. Cada uno se divide, a su vez, en cinco esferas. En el celestial, en primer lugar, tenemos el Auto-engendrado (aspecto creativo de lo Inmutable) y el Soberano supremo (naturaleza del anterior), que conforman a Prajâpati o Progenitor; luego están el Sol (Surya) y la Luna (candra), nombre de la oblación o Soma, cuya conjunción forma el sacrificio cósmico; finalmente, se encuentra la Tierra. Míticamente hablando, la esfera del Auto-engendrado es el hogar de Brahma, el Creador; la del Soberano-supremo es la casa de Visnu, el Inmanente; la esfera del sol es la casa de Indra, soberano del Cielo, la lunar es la de Soma y la terrestre la de Agni, señor del fuego. En el plano individual están: la Conciencia (lo no manifiesto); el Intelecto o Gran Principio (ambos juntos forman Pasupati, quien controla el rebaño humano); el conocimiento mental, el intuitivo y el cuerpo. Finalmente, en el plano sensorial o elemental, las cinco esferas se asocian con cinco ámbitos de percepción: la caverna, cualidad del éter; las Aguas primordiales, sustancia causal, dominio de Varuna; la Claridad (la vista o percepción mental, asociada al fuego; la Sensación, percepción emocional o física, conectada con el gusto; y la semilla vital (amrta), inmortalidad física, relacionada con la tierra, el olfato y los placeres físicos. En el primer plano del Universo se encuentra la Conciencia, esfera del pensamiento abstracto; después, el Gran principio, principio trascendente de la manifestación, es decir, el Intelecto Universal; tras éste encontramos el Principio de individualidad, primera forma de existencia individualizada, donde el pensamiento existe en una conciencia individual. Finalmente, es de este pensamiento de donde emergen los elementos de la percepción. La existencia está condicionada por las tres tendencias básicas de la naturaleza y las tres deidades que las personifican. Desde el ángulo de la Conciencia, esto es, de la liberación, tamas (Siva), es el grado más abstracto y elevado, en tanto que rajas (Brahmâ), el más concreto y manifiesto. Desde la óptica espacial, la de la creación, rajas-Brahmâ es la tendencia causal y tamas-Siva la tendencia material. En ambos casos, sattva (Visnu), es el grado intermedio.
Las facultades del Ser-cósmico son las energías que rigen el Universo, y tiene equivalencias en el ser individual humano. Cada principio universal se representa como un energía física natural que rige los elementos, como una energía mental, espiritual o un dios, que habita en un hogar celestial o en un mundo cuya sustancia es el pensamiento, y como un grupo de facultades que conforman una individualidad mediante la que el ser universal se asemeja al hombre. Tales facultades se expresan en “leyes” que gobiernan en Universo.
Prof. Dr. Julio López Saco

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