25 de marzo de 2014

Aspectos de la religiosidad micénica

Imagen: Sello de oro con la diosa micénica de la adormidera. Atenas (MN 992).
 
 
Se puede señalar que los dos elementos constituyentes de la religión micénica, y que confluyen fundiendo dos mundos de diferente carácter (el indoeuropeo del continente y el mediterráneo cretense), son el naturalismo y la sensibilidad minoica y el sesgo antropomorfista celeste heládico continental. En los famosos archivos en Lineal B encontramos, además del nombre de los más destacados dioses griegos posteriores, ciertas referencias auténticamente locales. Es el caso del Zeus en el monte Dicte o del Posidón en Pilos. Zeus aparece documentado bajo la forma Di-we y Di-wo; además, se menciona su correlato femenino, la diosa Di-u-ja, Diwia, probable antecedente del posterior teónimo Día. El dios Posidón se presenta bajo la forma Po-se-da-o, y también tiene su correspondiente femenino, denominado Po-se-dae-ja (tablilla Tn 316 del archivo de Pilos). En Cnosos solamente aparece documentado una vez, al lado de otras divinidades, entre las que deben mencionarse A-ta-na Po-ti-ni-ja y E-nu-wa-ri-jo, entendidas como Athána Pótnia, la Señora Atenea o de Atenas, y Enúwalios, Enialio, un sobrenombre del posterior dios Ares.
A través de las tablillas se conoce también la presencia de Dioniso, Artemis y, quizá, Hermes  (Di-wo-nu-so, E-ra, Ate-mi-to y A-te-mi-te). Apolo, por su parte, pudiera estar amparado bajo el término, probablemente incompleto, Pa-ja-wo (tablilla V 52 de Cnosos), la palabra Pa-ja-wo (correspondiente a Paiáwon, antecedente de Peán, epíteto de ciertos dioses posteriores pero, esencialmente de Apolo) o bajo la forma incompleta A-]pe-ro-ne.  Eleuthía, Ilitía (E-re-u-ti-ja), está testimoniada en Cnosos en el topónimo A-mi-ni-so, Amnisós, Creta. Otros nombres de dioses son también E-ri-nu, muy probablemente, Erinús, el singular del nombre clásico de las Erinias o Furias; Qe-ra-si-ja, asociada con Therasia, denominación probable de una diosa de las fieras, de presumible origen cretense; y Da-pu2-ri-to-jo Po-ti-ni-ja, una más que factible Señora del Laberinto.
En el primer elemento de A-ne-mo i-je-reja (tablilla Fp 1+31) se puede ocultar la divinización de un fenómeno natural. Parece que hay que entender aquí Anémon hieríai, sacerdotisa de los vientos. Otra interpretación verosímil es la de pa-si te-o-i, pánsi theoís, a todos los dioses, y Ti-ri-se-ro-e (tablillas de Pilos Tn 316 y Fr 1204), probable referencia a un culto a los tres héroes o quizá al tres veces héroe. Existía una abundante proliferación de deidades femeninas, denominadas genéricamente Po-ti-ni-ja, Señora (Señora de los Marjales, de los Caballos y la Señora de Asia). Una propuesta interesante es aquella que refiere que es Deméter quien se encuentra subyacente en los signos Da-ma-te de la Lineal A en un vaso votivo de la época de los segundos palacios, reciente mente hallado en Citera.
La arqueología ha logrado  identificar ciertas áreas y edificaciones cultuales. Es el caso de una zona de santuarios posteriormente dedicada a Apolo Maleatas, cerca de Epidauro; de las casas-templos de Berbati y Asine; de los recintos sagrados de Pilos y Amyclas, así como de los santuarios de Eleusis, Egina, Ceos y Délos, además de las casas denominadas de los ídolos y de los frescos, situadas intramuros en Micenas, que podrían ser centros de culto con altares. En Creta, por su parte, hay evidencia de santuarios activos en el Bronce Reciente III, entre ellos los conocidos de las dobles hachas de Cnosos así como el área de santuarios de Archanes. A todo lo mencionado habría que añadir la existencia, más que probable, de cavernas  y lugares al aire libre de uso cultual. Artículos como el trigo, la miel (hallada en ánforas) y el aceite se documentan como productos usados en los sacrificios.
Existían, con seguridad, colegios de sacerdotes. Este clero sería el encargado de los sacrificios, fueran incruentos o no, incluidos los humanos, que pudieron existir en virtud de ciertos indicios, como son los episodios míticos (el sacrificio inmolatorio de Ifigenia) y en función de la posible interpretación, como víctima humana propiciatoria destinada a la inmolación, de la palabra po-re-na  (tablilla de Pilos Tn 316).

Prof. Dr. Julio López Saco 
UCV, Escuela de Historia-Doctorado en Historia

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