27 de julio de 2015

Arqueología e Historia en Tierra Santa (II): Meguido, Betsán, Qumram y las ciudades nabateas del desierto









IMÁGENES, DE ARRIBA HACIA ABAJO. PLANO DE MEGUIDO. A KA IZQUIERDA, EL ESTRATO IVB, ENTRE 1000 Y 800 A.E.C., Y A LA DERECHA, EL ESTRATO III (780-650 A.E.C.); IMAGEN DE LA CALLE PORTICADA, EN DONDE HABÍA TIENDAS, DE BETSÁN; MOSAICO DE SUELO DE LA SINAGOGA DE BEIT ALFA*, DE FINES DEL SIGLO V A.E.C.; PLANO DE QUMRAM. ENTRADA AL ACUEDUCTO (A); CISTERNAS (B); DESPENSA (C); SALA DE REUNIONES Y REFECTORIO (D), SALA DE BANCOS (E); ESCRITORIO (F); TORRE (G); COCINA (H); HORNO Y LAVADERO (I, J); TINAJAS EN DONDE SE ALMACENARON MANUSCRITOS EN QUMRAM; DOCUMENTO EN PERGAMINO HALLADO EN LAS CUEVAS DE QUMRAN, EN EL DESIERTO DE JUDEA; SHIBTA (SOBATA), CIUDAD NABATEA; Y MAMPSIS (KURNUB), EN NÉGUEV, CENTRO COMERCIAL NABATEO.

Meguido, ubicada en el Camino del Mar (Via Maris) fue un enclave comercial[1] y estratégico[2] principal. Los restos arqueológicos datan de, al menos, mediado el IV milenio a.e.c. Los mismos revelan que Meguido fue también, un relevante centro religioso. El núcleo religioso en la ciudad ha sacado a la luz un gran altar circular (bamah), con varios escalones y tres templos de planta rectangular. No debe pasarse por alto que la tradición señala que al final de los tiempos los ejércitos de Satán se enfrentarían en el Harmaguedón (de Har Meggido, Monte Meguido). La ciudad estuvo amurallada durante unos dos milenios.
Meguido fue, así mismo, una de las ciudades imperiales del rey Salomón (reinado ca.965-928 a.e.c.). En la época del soberano se construyeron varios palacios suntuosos, que tenían columnas con capiteles protojónicos[3]. Las fortificaciones estaban conformadas, en algunos sectores, por los muros posteriores de los mayores edificios que, unidos, formaban una muralla continua. Lo que se conoce como Establos de Salomón (1Reyes, 9) puede referirse a una serie de estructuras con salas alargadas divididas por dos hileras de pilares. Entre ellos, grandes bloques parecen pesebres. En el centro, una estructura cuadrada pudo haber servido de abrevadero para caballos. No obstante, edificios semejantes en Beerseba parecen indicar que más que establos serían almacenes, cuarteles militares o mercados. Otros restos importantes son el pozo de abastecimiento de agua, con una sala-depósito, quizá parte del sistema de conducción de aguas que data de la época del rey Omri o Acab, y un gran silo, datado en el siglo VIII a.e.c., para el grano cubierto por un techo abovedado.
El yacimiento de Meguido presenta varios estratos que suponen la presencia de unas catorce ciudades o épocas de ocupación
La decadencia de la ciudad pudo coincidir con la época en la que el faraón Necao mató al rey Josías. A fines del período persa (desde fines del siglo VI a 332 a.e.c.), la ciudad quedó en ruinas.
Betsán, uno de los lugares habitados más antiguos de Israel, fue en la antigüedad un centro administrativo y un lugar de paso, en donde el valle del río Jordán se encuentra con el sur del valle de Izreel y con la salida al mar Mediterráneo. Los primeros restos arqueológicos hallados en Betsán corresponden al siglo V Milenio a.e.c. La ciudad estuvo en manos egipcias en época de la Edad del Bronce tardío (entre 1550 y 1200 a.e.c.). A esta etapa corresponden varios sarcófagos antropoides con tapas decoradas con rostros grotescos, y varias estelas de factura egipcia. Durante la primera Edad del Hierro fue una ciudad filistea, y luego israelita. En el libro de los Reyes se señala a Betsán como un distrito administrativo fundado por Salomón.
Posteriormente, la ciudad fue rebautizada como Scitópolis[4], conformando una de las diez ciudades-estado de la Decápolis, fundada por Pompeyo en 63 a.e.c. En la cima de la ciudad había una acrópolis con un templo probablemente dedicado a Zeus, mientras que a los pies de la colina se construyeron una basílica, un templo y una fuente. Al este del templo apareció un ninfeo, un gran edificio con un ábside semicircular en el centro que parece que tuvo en tiempos bizantinos una fuente decorativa. Dentro de la basílica se destaca un altar decorado con escenas dionisíacas. Con el paso del tiempo, se construyó un gran edificio al lado de la explanada de la basílica, cuyos muros contenían hornacinas. Del centro de esta explanada salía una calle con pórticos, probablemente una stoa o un paseo cubierto, con la presencia de un estanque y una estatua de mármol del dios Dionisos. Otra calle conducía al teatro romano.
Ya dentro de la ciudad se edificó un anfiteatro y, con posterioridad (de época bizantina), unas termas, cerca de las cuales se descubrió un pequeño odeón. Parte de esta casa de baños se convirtió en el período bizantino en un edificio público con otras funciones en el que se halló un pavimento de mosaico con el retrato de Tyche, la diosa de la fortuna. La ciudad bizantina estuvo amurallada. A mediados del siglo VIII muchas edificaciones acabaron destruidas por un fuerte seísmo.
El sitio de Qumran, en el desierto de Judea, aparece relacionado, tradicionalmente, con la secta judía de los Esenios[5]. Sin embargo, se ha apuntado también que el lugar fue una parada de caravanas que abastecía a los viajeros que se desplazaban por la “ruta de la sal”, que discurría entre Jerusalén, Arabia y la región de lo que hoy es Somalia, así como una villa de invierno de ciertos acaudalados jerosolimitanos. Incluso se ha dicho que fue una fortaleza militar. Es muy probable que Qumran sea la Ciudad de la Sal, una de las seis ciudades del desierto de Judea que menciona Josué. Habitada por primera vez en época israelita, como una fortaleza en el desierto, quedó abandonada al caer el reino de Judá. A partir del siglo II a.e.c. el lugar estuvo siempre habitado.
Entre los edificios comunales destacan la cocina, con cinco hogares. Cerca de ella se ubica un salón, denominado “refectorio”, y una habitación pequeña en la que se encontraron distintos tipos de recipientes de arcilla, platos, jarras, bandejas, vasos, tinajas, que pudieron usarse en el servicio de las comidas comunitarias. También hay un taller de alfarería, y una gran dependencia (quizá un scriptorium), en la que apareció una mesa y algunos tinteros.
La ciudad contaba con un magnífico sistema de suministro de agua, con varios canales que distribuían el líquido en varias cisternas. Al lado del asentamiento, se halló un cementerio con más de un millar de tumbas dispuestas en hileras. Los difuntos, la mayoría de los cuales están tendidos de espalda, orientan su cabeza hacia el sur. En las tumbas excavadas solamente se han hallado restos de hombres, mientras que algunas mujeres y niños han aparecido en las afueras del cementerio.
Los nabateos, caravaneros del desierto, se dedicaban a comerciar, sobre todo con especias. Monopolizaron este comercio desde el siglo VI a.e.c. y hasta mediado la primera centuria de nuestra era. Las especias, que procedían de India y Arabia, eran transportadas por los comerciantes nabateos hasta los puertos del sureste del Mediterráneo, como Tiro. Desde el siglo I a.e.c. desarrollaron un sistema de paradas o posadas de caravanas que contaban con termas y templos, así como medios defensivos para evitar asaltos. Algunas de las ciudades del Néguev estaban en el centro de las rutas mercantiles nabateas.
Una de estos asentamientos para el descanso caravanero fue la población de Oboda (Avdat en hebreo). En ella se han descubierto las ruinas un templo, un campamento militar, los recintos para resguardar los camellos y los restos de iglesias bizantinas que reusaron parte de las piedras empleadas en la construcción del templo. Durante la ocupación nabatea los habitantes debieron habitar en tiendas, pues no se ha hallado restos arqueológicos de viviendas.
Los romanos acabaron por usurpar las rutas y los negocios nabateos, de modo que los nabateos, mediado el siglo I de nuestra era abandonaron sui modo de vida nómada y se asentaron en ciudades, con lo que empezaron a depender de la agricultura para subsistir y se dedicaron a la cría de caballos. Mamshit (Mampsis) fue una ciudad nabatea construida sobre el solar de una antigua parada caravanera. Las casas en este asentamiento, separadas por calles y amplios espacios abiertos, recuerdan un asentamiento de tiendas de campaña. En la ciudad de Sobata (Shibta) permanece visible una iglesia bizantina y un monasterio, un indicio de que esta ciudad pudo haber sido un lugar de peregrinación.

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV



[1] La importancia comercial se evidencia en la aparición de un escondrijo de marfiles cananeos en el palacio, datado entre 1500 y 1150 a.e.c. Los casi cuatrocientos marfiles hallados (peines, cajas, juegos de mesa), egipcios, cananeos, asirios y de Anatolia, pudieron ser propiedad de un príncipe.
[2] Su situación estratégica se ilustra en el relato de una batalla que aparece en el Templo de Amón en Karnak, en el que se explica cómo el faraón, a la sazón Tutmosis III, conquistó Meguido en 1479 a.e.c. Desde el sur, el soberano y sus generales, discuten sobre el camino que deben tomar en las montañas que separaban la ciudad de la llanura costera. Las tutas más fáciles eran por el sur o el norte, pero el rey pensó que los cananeos podían esperarle por esas vías, y por ello escoge un camino complicado por un desfiladero. Aunque gana la batalla contra los cananeos, no pudo evitar que éstos se replegasen en la fortaleza de Meguido. No obstante, meses después, tras un asedio, conquistaría la ciudad.
[3] Uno de los conjuntos palaciales se remonta a la Edad del Hierro.
[4] Nombrada también Nisa, en época árabe se convirtió en Beisán.
[5] La datación arqueológica apoya la idea de que la ciudad era el centro de una sociedad comunal, aunque no hay ninguna evidencia directa entre los esenios y el lugar, y muy escasa entre los esenios y el grupo que se describe en los manuscritos del Mar Muerto. Flavio Josefo, Filón de Alejandría y Plinio el Viejo comentan que los esenios conformaban unos cuatro mil individuos en toda el área de Palestina. Dicen que vivían en casas comunales y su afiliación se restringía solamente a los varones. Los nuevos miembros, tras un noviciado, entregaban a la secta sus propiedades. Los famosos manuscritos fueron escondidos en diversas cuevas de Qumran entre 68 y 70 por los habitantes del sitio. Lo remoto del Qumran proporcionaba un sitio adecuado para refugiarse y un lugar ideal para la custodia de los manuscritos.

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