29 de abril de 2016

Una fuente china sobre el Japón arcaico: Wei Zhi y el pueblo Wa (koku)

El texto que conocemos como Wei zhi (Gishi Wajin-den en japonés), Crónica de Wei, es una sección del Sanguo zhi (Sangokushi en japonés), Historia de los Tres Reinos, que registra la coetánea historia de Wei (221-265), Shu Han (221-264) y Wu (222-264). Según esta fuente, las gentes que ocupaban las islas japonesas en este tiempo se conocían como Wo (Wa), si bien parece que los escritores chinos no la distinguieron de los residentes del sur de la península de Corea.
La Crónica de Wei fue compilada por Chen Shou (233–297), un historiador profesional de la dinastía Jin, que sucedió a Wei después de que éste conquistara los reinos de Shu Han y Wu[1]. Chen incluyó también varias poblaciones vecinas, en concreto los Xian-bi de la Mongolia oriental, los Puyó, que habitaban la región del río Sungari, de los que, supuestamente, proviene el pueblo Paekche (Kudara), así como los Koguryô-Kokuli (Koma en japonés), que moraban al sur del río Yalu (el Amnok en coreano). Al tiempo, también se refirió a las unidades políticas más meridionales, Ma-han, Chin-han y Pyon-han (Pyon-chin, Bian-chen), tres grupos tribales Han que ocuparon áreas a las que posteriormente se referirían como los estados de Paekche y Silla.
El escritor del Wei zhi mantuvo un cierto orden expositivo, organizando el material en tres secciones: viajes y unas breves reseñas de las estructuras políticas; las costumbres, la flora y la fauna; y la emperatriz Himiko y sus asuntos internacionales.
El término wo-wa identificaba gente pequeña, enana. Desde el punto de vista del norte de China esta impresión puede también referirse a la población china del sur y del este. En apariencia, los chinos no querían, o quizá no podían, distinguir entre los habitantes de la mitad meridional de la península de Corea de aquellos de las islas japonesas. De tal modo el vocablo wa sería un término cultural referido a la gente que habita lejos, en el oriente. Usado habitualmente para aludir a poblaciones bárbaras que rodean virtualmente a China, el término cambió de este significado a otro más digno: pueblo que vive en el mar. Tal vez hayan sido precisamente estas las implicaciones iniciales de la palabra.
Guo (koku-kuni) por su parte, fue para los historiadores chinos, una unidad política de tamaño indefinido y estructura poco clara con cierto grado de autonomía. En la introducción, el Wei zhi menciona que Wa consiste en cien guo, de los cuales treinta están en contacto con Wei. Más adelante, señala que unos veinte guo están sometidos a Himiko.
Los gobernantes de cada guo se denominan wang, el término chino para rey, pero también aplicado en un entramado familiar con los sistemas hereditarios. Las jefaturas pareciera el concepto más disponible para la federación Wa, una designación que haría a Himiko la jefa de las jefaturas.
Daifang (Taifu y Taebang, en japonés y coreano, respectivamente), fue una de las comandancias que los chinos mantuvieron en el norte de Corea, en la zona oeste de la península. Los chinos, que habían conquistado Corea en 108 a.e.c., establecieron allí cuatro zonas administrativas coloniales, comúnmente conocidas como prefecturas (xian), siendo la más notable Lelang. La accesibilidad de Lelang desde la costa de Shandong y su posición geográfica como puente de entrada en Corea se combinaron para propiciar una comunidad próspera en la que se mantuvo la cultura material de sus administradores.
Daifang fue establecida a comienzos del siglo III para consolidar la posición china más hacia el sur. Las comandancias chinas se perdieron poco después, hacia 313, aunque existen evidencias de una administración residual o, incluso, una ocupación, posterior a esta última fecha. Daifang fue, de esta manera, el punto de apoyo necesario que usaban los japoneses cuando visitaban la corte china. Su gobernador general actuaba como un intermediario. Transmitía los presentes, solicitudes y mensajes a Luoyang, un proceso que resultaba lento.
Algunos aspectos relevantes referentes al pueblo Wa pueden destacarse en el Wei zhi. Se dice que vivían en islas montañosas en el medio del océano al sur de Daifang. Se comenta en el texto, también, que los campos de arroz no son demasiado ricos y que, de modo natural, viven de los alimentos marinos. Sin embargo, plantan arroz, lino y árboles de morera para los gusanos de seda. Viajan en bote para comprar granos (casi únicamente arroz) en los mercados al norte y al sur. Las principales jefaturas, siempre de norte a sur, serían Na, Fumi, Toma y Yamaichi (Yamatai[2]). Solamente más al sur estaría la jefatura de Kona.
Se dice, asimismo, que los aristócratas y los comunes llevan modelos de tatuajes sobre sus caras y cuerpos, probablemente para remarcar las diferencias de jefatura, de ubicación geográfica, estrato social y rango[3]. Usan armas como lanzas, escudos y arcos de madera. Algunas flechas de bambú llevaban cabezas de hierro o de hueso.
En la hora de la muerte, empleaban un ataúd que era enterrado. Sobre el lugar se elevaba un montículo. El doliente principal y sus acompañantes cantaban, bailaban y tomaban sake. Después de la inhumación la familia buscaba agua para purificarse en forma de abluciones. En la ocasión de algún viaje o de un determinado evento relevante, usaban huesos para determinar el futuro y la buena o mala fortuna. Las palabras empleadas eran análogas a las encontradas en los caparazones de tortuga, usadas con fines adivinatorios.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCAB-UCV-FEIAP-UGR. Abril 2016.


[1] Otros textos chinos que contengan referencias a esta época en Japón, aunque sin el mismo valor que el Wei zhi, son el Hou Han shu, (Gokansho en japonés, Historia de los Han Posteriores), que registra el período que abarca desde al año 25 al 220; La Historia de los Song, el Song shu, que registra los eventos de Liu Song (420-479) por parte de Shen Yue; el Sui shu, (Historia de los Sui, 581-618), escrito a comienzos del siglo VII; y el Xin Tang shu, la Nueva Historia Tang (618-907), un producto editorial de mediado el siglo XI.
[2] La identificación de Yamatai con Yamato  y de Himiko con Jingu es una premisa que se ha de tener en cuenta, aunque la misma siga en el candelero.
[3] Los tatuajes pueden observarse en las cerámicas del período Yayoi Medio en  la llanura de Kanto, y en algunas prefecturas vecinas (Fukushima, Nagano, Aichi). La práctica pudo derivar de, al menos, la etapa Jomon Tardía en la región central de Honshu. El tatuaje corporal debió consistir en formas geométricas, en tanto que su simbolismo de rango consistiría en añadir rayas o listas. Antes de los tiempos históricos los tatuajes desempeñaron dos propósitos, uno de identificación social; el otro como señalamiento de los criminales. El tatuaje tradicional permaneció entre las mujeres de Okinawa y entre los Ainu hasta generaciones recientes.

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